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Malebeek


Lloro frente al televisor de los muertos
donde más y más muertos
y me siento en constantes funerales
a los que nadie me ha invitado,
dándole la espalda a las viudas,
a las madres; a los mismos muertos.

Apago el televisor,
pero no surte efecto:
todos siguen muertos,
y no me quedan lágrimas que llorar
tras tanto entierro.


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