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Camino de Santa Fe


Mi mano enciende la casa,
ceremoniosa, desvela las ventanas,
despierta con su tacto a las paredes
y lo deja todo listo
aunque sólo ella esté despierta.


Nuevos caminos se abren
Ante el obstáculo.


Las voces van cayendo
sordas al suelo sordo,
y nada se oye
excepto el asombro de los pájaros
puesto de canto en sus picos
todo murmullo bronco.

Se va deshojando el árbol
pero los frutos aún rutilan, vibrando;
el universo, vida vibrando
y en el horizonte
campo sembrado.

Se desdibuja ya el árbol;
su ramaje, cano,
todavía no se rinde
y espera tocar mi mano.

Ciudades, luces vibrando,
aquí la lejanía va de puerta en puerta,
alejando.

Aventurero ante el camino,
mi mano hace ya la noche
a la que dará de nuevo el alba
cuando solo ella.

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